¿Por qué muchas veces decidimos y nos comportamos en base cómo lo hacen otros?. Bajo el prisma económico, existe una interesante teoría que ayuda a comprender por qué, bajo un marco de elección racional, un gran número de personas puede llegar a actuar y pensar de la misma manera.
Me refiero a la teoría de la «cascada informativa«, que reflexiona sobre el proceso de difusión social de ideas y comportamientos en un grupo cuando, cada individuo, basa sus opiniones o conductas observando a otros que previamente ya han hecho o decidido algo.
El problema de este efecto se produce cuando los primeros en actuar lo hacen de manera errónea. Por efecto cascada, todos los demás hacen de un error individual, un efecto negativo global. Como un rebaño de ovejas, vamos hacia dónde va la mayoría, muchas veces sin reflexionar ni buscar alternativas.
Seguro que te preguntas… ¿esto qué tiene de racional?. La verdad es que se parece más a un comportamiento animal, pero no, es totalmente racional (según esta teoría), ya que en ocaciones obtener información para la toma de decisiones es demasiada costosa (por desconocimiento, por desinformación, por falta de formación…).
Esto nos debe llevar a reflexionar sobre la necesidad de disponer en la economía de fuentes de información abiertas, transparentes, independientes… y si no, ¿a qué se debió la burbuja inmobiliaria?
Recordar, Ciudadano que se plantea comprar una casa, NO hace un estudio financiero personal, ve que otros en su misma situación compran una super-casa… los precios suben, ¡está perdiendo dinero si no actúa!. Emocionalmente los promotores y agentes financieros animan al ciudadano, ¡ nunca ha sido tan fácil y más barato acceder a tu sueño!. Este Ciudadano no pierde ni un segundo más, compra… ¡¡todos lo hacen!!. Ahora su entorno, le copiará… y sigue la cascada. El final… todos lo conocemos.
Tenemos un buen ejemplo para comprender el perverso efecto de la cascada informativa, por lo que vale la pena que nos preocupemos y exijamos acceso a información contrastada, fiable… y que apliquemos el sentido común.
Recomiendo esta lectura: How a bubble stayed under the radar (NYT)